Entrevista a Guillem Parer
Nutricionista, chef y entrenador de fitness
«Trátate como tratarías a la persona que más quieres en este mundo».
De chef a nutricionista
Guillem recuerda su infancia como una época repleta de momentos divertidos en la cocina, especialmente en la de su abuela, y destaca el interés por la salud que despertaron en él los familiares que trabajaban en el campo de la medicina. Todo ello, unido a su pasión por la gastronomía, sus ganas de seguir aprendiendo y su afición al deporte, le llevó a estudiar dietética y nutrición. Actualmente, tiene su propia empresa de cocina, en la que ofrece un servicio de alimentación casera, saludable y personalizada a las personas que quieran disfrutar de una cultura gastronómica de calidad superior, una cocina de proximidad y un estado de salud psicológico lo más óptimo posible.
¿A qué te dedicas actualmente?
Mi labor principal consiste en ayudar a que las personas mejoren sus hábitos alimentarios y su salud a través de un servicio personalizado de cocina casera y nutrición que se adapte a sus necesidades.
Por otra parte, también organizo cursos y eventos, colaboro con escuelas gastronómicas, centros de entrenamiento y nutrición, profesores de yoga y muchos otros proyectos interesantes que me voy encontrando en el camino, como este. Estoy muy agradecido por la posibilidad de estar rodeado de grandes profesionales y expertos del mundo de la salud y la nutrición tan a menudo.
¿Cuáles son los cinco alimentos fundamentales que debería incluir cualquier dieta saludable?
Sería muy interesante que la mayoría de la gente pudiera adquirir nociones básicas sobre nutrición y saber qué proporciones de cada cosa deberían incluir en cada plato. Lo primero que deberían tener en cuenta es que los alimentos que más debemos consumir son las verduras, los tallos, etc. No creo que pueda elegir los cinco mejores, pero sí te voy a decir cuáles son los cinco que más me gustan: el ajo, los frutos rojos (especialmente los arándanos), las verduras de hoja verde como la col rizada, las sardinas en aceite de oliva virgen extra y los huevos.
¿Crees que existen grandes diferencias a nivel nutricional entre la dieta vegetariana, supuestamente más saludable, y la dieta omnívora?
No creo que existan grandes diferencias, siempre y cuando sean dietas bien pensadas y planificadas. Ambas pueden ser igual de buenas. Sin embargo, cuando hablamos de salud en términos generales, la alimentación representa solo una parte de la ecuación. El ejercicio y el descanso también son fundamentales dentro de un estilo de vida saludable y equilibrado.
Aunque sigas la dieta que creas que mejor se adapta a tus necesidades, lo cierto es que si no sabes gestionar el estrés, si no duermes lo suficiente, si no tienes un entorno social saludable y si piensas que subir las escaleras en lugar de ir en ascensor es hacer ejercicio, lo más probable es que alguno de tus marcadores de salud esté, cuanto menos, alterado. De hecho, si esta situación se prolonga a lo largo del tiempo cabe la posibilidad de que desemboque en problemas más serios.
En lo que respecta a las dietas vegetarianas y veganas, en determinados casos algunos expertos recomiendan la toma de suplementos como la vitamina B12, la vitamina D y el hierro. No obstante, cabe destacar que a las personas que deseen mejorar su dieta omnívora también se les podría recomendar que la complementen con magnesio, calcio o zinc en función de su nivel de actividad física y del criterio profesional de su nutricionista. En el mundo de la nutrición todo es muy relativo, por lo que resulta complejo dividir las cosas en «bueno y malo» o «mejor y peor». Cada persona tiene su propio biorritmo y sus preferencias y circunstancias particulares. Si nos centramos en comer más ALIMENTOS (naturales) y menos PRODUCTOS, seguramente vayamos por el buen camino.
¿Cómo crees que podrían las personas con muy poco tiempo, como los veterinarios, integrar la alimentación saludable dentro de su estilo de vida?
Si fuera mi caso, trataría de redactar un pequeño plan semanal de comidas en el que aparezcan el desayuno, el almuerzo y la cena, por ejemplo, y reservaría unas horas a la semana para ir a la compra y hacer «batch cooking» (cocinar platos para toda la semana).
El hecho de tener un plan al que adherirte hace que resulte más fácil elaborar una lista coherente y evitar las compras impulsivas de productos de consumo rápido llenos de ingredientes ultraprocesados. Una vez elaborada nuestra lista, podemos aprovechar para hacer la compra y el resto de los recados de una sola vez o incluso pedir que nos la traigan a casa a fin de optimizar nuestro tiempo lo máximo posible. Otra opción es guardar productos en la despensa y utilizarlos para nuestras recetas para no acumular de forma innecesaria y mantener el frigorífico y los armarios bien organizados. Esta rutina ayuda también a generar menos desperdicios.
¿Y qué opinas sobre la necesidad de dedicar demasiado tiempo a cocinar?
Podemos aprovechar el día que hacemos la compra para cocinar: si preparamos las elaboraciones básicas con antelación, nos resultará muy sencillo completar nuestros platos con los productos que acabamos de comprar. En mi caso, cocino arroz, quinoa y patatas y, de esta forma, tengo cubiertas las necesidades de carbohidratos de la semana. Además, aso dos bandejas de verduras para utilizar como guarnición y para aderezar las carnes y los pescados. Esto me ofrece margen para combinar alimentos durante al menos tres días porque, a decir verdad, lo que resulta realmente agotador a la hora de cocinar es la necesidad de improvisar todo el tiempo. Al fin y al cabo, se trata de dar con una rutina de pequeños hábitos que, combinados entre sí, nos permitan crear una dieta saludable que se adapte a nuestro ajetreado estilo de vida. Muchas veces no es necesario tener más tiempo para planificar, cocinar y comer saludable, sino cambiar nuestras prioridades.
¿Qué opinas sobre el efecto de los malos hábitos alimentarios a los que, en ocasiones, se ven abocados los profesionales sanitarios debido a su profesión?
Las condiciones laborales de muchos profesionales sanitarios (jornadas de trabajo excesivas, el frenético ritmo de actuación en situaciones delicadas, el estrés emocional, el cansancio físico, la exposición a patógenos, etc.) pueden afectar a su salud de forma negativa. Sin embargo, todos somos responsables de los hábitos que decidimos adoptar y podemos buscar soluciones que se encuentren a nuestro alcance para dar con las rutinas saludables que mejor se adapten a nuestras circunstancias. Caer en el victimismo y la autojustificación es fácil y cómodo, pero no sirve para nada.
Entonces, ¿qué podemos hacer para que esto no suceda?
Podemos tratar de buscar una solución concreta e ir viendo progresivamente cuál es la mejor forma de planificar las comidas que nos llevamos al trabajo, tener a mano recursos prácticos como aperitivos saludables para los momentos en los que el tiempo apremia (frittatas, batidos de proteínas, barritas caseras, fruta natural o frutos secos) o simplemente beber agua. No te haces una idea de la cantidad de gente que no bebe NADA de agua durante su jornada laboral. También podemos compartir la situación con nuestro gerente veterinario para, entre los dos, tratar de dar con la mejor solución posible, o bien recurrir a un profesional para que nos diseñe una totalmente personalizada.
Lo cierto es que, quizá demasiado a menudo, tendemos a saltarnos las comidas importantes para terminar el trabajo y acabamos comiendo algún aperitivo hipercalórico cuando tenemos algún momento libre. Es cierto que a veces resulta inevitable, pero no deberíamos tomarlo por costumbre. Tómate tu tiempo para comer. Respeta el tiempo que los demás dedican a comer. Trátate bien.
¿Cómo enfocarías un cambio de hábitos en un entorno en el que se debe autogestionar la ansiedad?
Hay una frase que me resulta de lo más interesante: «Trátate como tratarías a la persona que más quieres en este mundo».
Sorprendentemente, no es algo que hagamos muy a menudo. Por ejemplo: En lugar de irte a la cama a tu hora y tratar de buscar un lugar en el que descansar plácida y correctamente, te pones una película, clavas la mirada en el móvil, te comes unas gominolas o unas patatitas y te vas a dormir tarde, con la digestión a medio hacer y el cerebro cargado de información superflua. En esta situación, lo más probable es que a la mañana siguiente te resulte complicado mantener un buen nivel de energía.
Sin embargo, ¿qué pasaría si vieras a la persona que más quieres en el mundo hacer eso mismo? ¿Qué le dirías si, aun estando cansado o cansada, se dedica a comer mal y no descansar como debe? ¿Qué consejos le darías, en qué crees que podría mejorar y cómo crees que se sentiría si empezara a cuidarse un poco más? Pues eso mismo te lo puedes aplicar a ti, porque tú también te sentirías así.
¿Qué consejo práctico le darías a alguien que DE VERDAD quiere cambiar de hábitos?
Si vas a empezar, mi consejo es que hagas lo que puedas con lo que tienes. Comienza con lo que te resulte más fácil e investiga a ver qué pasa. Tómatelo como un pequeño reto o un juego en el que cada día tienes que superarte un poco más. En este caso, no se trata de conseguir unos resultados perfectos, sino de comprometerte de lleno con tu cambio de hábitos. Si eres constante, verás cómo tus resultados son cada vez mejores. No te frustres si al principio no das con la solución perfecta para ti o si no avanzas todo lo que te gustaría. No hay un sistema ni una respuesta universal, pero sí es cierto que el cambio siempre empieza en nosotros mismos.
¿Eres feliz con lo que haces, Guillem? ¿Crees que has encontrado tu misión en la vida?
Creo que ser feliz es una decisión que tomamos en función del amor que profesamos hacia nosotros mismos y hacia los demás. Yo soy feliz porque me siento libre. Vivo en un lugar precioso, adoro mi vida y mi trabajo, tengo una familia a la que adoro, un equipo maravilloso y siempre estoy rodeado de comidas y conversaciones de sobremesa.
Aun así, tengo malos días y también trato de aprender de ellos. Veo a mucha gente que se centra más en preocuparse de las situaciones complejas que se les presentan que en tratar de buscar una solución. Hay momentos que nos pueden trastocar enormemente a nivel personal y emocional. En esos casos, creo que es interesante aprovechar los síntomas del sufrimiento y convertirlos en oportunidades para evolucionar y gestionar mejor nuestra respuesta ante situaciones complejas.
¿Podrías darnos un último consejo?
En las buenas, hazte más fuerte. En las malas, resiste con virtud.