Acabas de realizar la mejor cirugía de tu vida profesional. O quizá has presentado un estudio brillante que mejorará la atención de los pacientes. O acabas de abrir un centro veterinario que es más exitoso de lo que habías previsto. Te han felicitado y elogiado pero crees que no eres lo bastante bueno en tu profesión y que tus logros se deben a la suerte.Que no te lo mereces.
El Síndrome del Impostor puede ocurrir en cualquier momento de la carrera de veterinaria. Es más, el 70% de la población lo ha experimentado alguna vez en su vida y muchas personalidades como Michelle Obama o Neil Armstrong han reconocido haberlo experimentado también.
Es un patrón psicológico que ocurre como respuesta a ciertos estímulos. Cuando progresamos o queremos progresar en nuestra profesión podemos sentir que no nos lo merecemos porque no somos suficientemente buenos. Este sentimiento nos puede frenar, al generar ansiedad y dudas.
Según Lori Kogan, psicóloga licenciada y profesora de la Universidad Estatal de Colorado, “el síndrome del impostor es ese sentimiento de que eres un fraude o de que de alguna manera has llegado tan lejos gracias a tu personalidad o a la casualidad”.
¿Qué tipos de personas son más susceptibles de sufrir el síndrome del impostor?
- Las personas perfeccionistas, autocríticas, con miedo al fracaso,miedo a hacer el ridículo y que se exigen mucho para alcanzar los logros.
- Los profesionales que se enfrentan a una promoción o en los casos de reorientación profesional. Los periodos de transición pueden amplificar el sentimiento de Impostor. El IS es muy frecuente en recién licenciados, en los líderes y en los emprendedores, lo que demuestra que puede afectar a cualquier persona, con independencia de su experiencia profesional.
¿Por qué afecta más el IS a las mujeres que a los hombres?
En general, las mujeres son mucho más propensas a experimentar el IS. Son más sensibles a las críticas y a los juicios por parte de terceros hasta que consiguen quebrantar su seguridad.
Además, la sociedad tradicional ha educado a los niños para ser fuertes, competitivos y exitosos, rasgos que se han considerado poco femeninos. A las niñas, en cambio, se las ha educado para ser empáticas, cuidadosas, sutiles, a no hacer ruido ni destacar.
Las niñas han sido educadas para ser empáticas, calladas, cariñosas, discretas y sutiles, rasgos que han llegado a afectar al desarrollo profesional de las mujeres.
Estos rasgos, que en principio podrían ser positivos, se convierten en algo pernicioso para el desarrollo de la mujer en sus carreras cuando ellas mismas no dan valía a sus propios conocimientos y aptitudes, pensando que no están lo suficientemente preparadas para asumir los retos profesionales.
Si consideramos que el 70% de veterinarios son mujeres, podemos constatar que un alto porcentaje de profesionales veterinarios es susceptible de sufrir el IS en algún momento de su vida.
Dificultades añadidas para los perfiles sanitarios femeninos
Las mujeres en veterinaria son equiparables a las médicas. La exigencia de la profesión y la dificultad de conciliación con la vida privada hace que ambos colectivos sean especialmente vulnerables.
Ambas profesiones se desarrollan en un entorno muy competitivo y exigente que aparece ya desde la época de estudiante y se prolonga durante toda la vida profesional: competitividad entre centros, entre especialistas, investigación, cursos, Congresos, artículos….
Compatibilizar la maternidad con los horarios laborales, guardias o la actividad curricular cuando coinciden la crianza con el inicio del desarrollo profesional, genera un sentimiento de culpa que es uno de los factores, también, que propician su aparición.
La baja autoestima y la elevada autoexigencia crean la necesidad de trabajar más y mejor para sentirse reconocidas.
Aunque no es una enfermedad mental, este síndrome puede ser un factor de riesgo para la depresión, la ansiedad, el agotamiento y el burnout que puede llevar a la ineficiencia profesional, a un mayor absentismo y al aumento de los errores.
Otros condicionantes de la profesión veterinaria que pueden provocar el Síndrome del Impostor
Además de la condición femenina, hay otras razones específicas de la profesión que pueden provocar el síndrome del impostor:
- Los altos estándares que se exigen pueden provocar que los inevitables “contratiempos” de la práctica sean difíciles de manejar. Las personas perfeccionistas son más vulnerables, ya que basan gran parte de su autoestima en los logros obtenidos.
- Los veterinarios jóvenes recién licenciados pueden sufrir ansiedad cuando se les asignan grandes responsabilidades. Sin el apoyo de un tutor pueden sentirse fuera de lugar, sentimiento muy comprensible por la falta de experiencia. Esto puede tener repercusiones negativas en su trabajo y alejarlos de la profesión.
Signos de que estás experimentando el Síndrome del Impostor
Según Katie Ford, veterinaria en UK y conferenciante sobre el IS, los signos de que estás experimentando el IS serían los siguientes:
- Los demás pueden describirte como un perfeccionista.
- Te quedas en el trabajo más horas de las esperadas.
- Te preocupa “fracasar”.
- Comparas tus éxitos con los de los demás a menudo.
- Te focalizas más en lo que no has hecho que en lo que tienes. Tienes la sensación de no haber conseguido lo que querías o de que alguien te lo puede quitar.
- Sientes que tus logros fueron gracias a la suerte o que cualquiera podría haber hecho lo mismo.
Efectos colaterales del Síndrome del Impostor
Según Ford, los efectos resultantes del Síndrome del impostor pueden incluir:
- Ansiedad y preocupación.
- Baja autoestima.
- Oportunidades que se dejan pasar.
- Insatisfacción laboral.
- Evitar tareas nuevas.
- Cambios de profesión.
- Exceso de trabajo y agotamiento.
- Sentimientos de frustración y aislamiento.
- Preocupación continua por “ser descubierto”.
¿Qué puedo hacer para superar el Síndrome del Impostor?
¿Quieres saber si estás experimentando el IS? Realiza el test Clance IP Scale para el Síndrome del Impostor desarrollado por la Dr.Pauline Clance con Suzanne Imes en 1978.
Si los resultados del test han sido positivos , de entrada piensa que no es una enfermedad y que no estás solo. Muchos profesionales lo experimentan y las mujeres en especial: médicos, dentistas, empresarios, deportistas, profesores…
No trates de “superar” el IS sino intégralo en tu día a día.
Enfócate en las cosas que han salido bien, sé amable contigo mismo y anímate a pedir ayuda. Pedir ayuda no significa que no estés rindiendo lo suficiente o que pongas al descubierto tus inseguridades. Habla con tu mentor o un colega más experimentado para ganar confianza. Anota los puntos en los que debes mejorar y los que ya has conseguido. Esto te ayudará a ganar confianza en ti mismo.
Si eres un joven graduado, el síndrome del impostor es un sentimiento muy normal. Si eres nuevo en el trabajo, es inevitable no ser bueno en todo al principio. Y eso está bien porque nos empuja a mejorar y aprender.
Reformula tu forma de ver el fracaso y la perfección. Trabaja tus habilidades profesionales para ganar seguridad y capacidad en tu profesión y te convertirás en un activo aún más valioso para el equipo y, sobre todo, dejarás de sabotear tu auto-estima.
Confía en el proceso y con el tiempo y la experiencia, las cosas mejorarán.
Recursos gratuitos disponibles online
Katie Ford talks: https://www.katiefordvet.com/imposter-help
Katie Ford free resources: https://www.katiefordvet.com/imposter-hub
Referencias
- Imposter Syndrome in Veterinary Care: Risk Factors, Types and Symptoms. VetX International
- Imposter síndrome. What is imposter syndrome and how can you tackle it?. by Laura Woodward.
- What is Imposter Syndrome? By Katie Ford
- Imposter síndrome in the veterinary profession. AVA Australian Veterinary Association.
- What kind of impostor are you?. Phil Zeltzman, DVM, DACVS, CVJ, Fear Free Certified. Veterinary Practice News. Canada.
- Depresión, ansiedad, agotamiento y “burnout”, consecuencias de sufrir el síndrome del impostor en las mujeres médicas. OMC Organización Médica Colegial de España