¿Crees que trabajas más que el resto de tus compañeros de la clínica? ¿Estás convencido de que algunos se aprovechan de tu buena disposición? ¿Estás siempre dispuesto a echar una mano aunque estés hasta arriba de trabajo? Si esto te provoca tristeza y malestar, quizá ha llegado el momento de aprender a decir no y a poner límites en el trabajo.
El exceso de trabajo y la manera de vivirlo es uno de los principales factores de estrés que a la larga pueden provocar burnout entre veterinarios y ATV. Se puede ir a tope sin mayores problemas durante una temporada: solo acabarás agotado físicamente.
El agotamiento psicológico puede producirse, sin embargo, cuando crees que eres el mulo de carga de la clínica.
Algunas personas tienen una habilidad natural para delegar parte de su trabajo y allí estás tú para hacerlo, porque saben que no puedes o no sabes decir que no. ¿Por qué te ocurre? ¿Y por qué te sientes culpable si alguna vez lo has intentado?
¿Por qué tienes miedo a decir no?
Según la psicología, la principal razón que nos lleva a ser tan complacientes es el miedo a no caer bien y a que nos dejen de querer. Necesitamos que nos quieran y nos valoren como el aire que respiramos.
Para ganarnos la simpatía de los demás estamos siempre dispuestos a hacer lo que nos piden aunque no estemos de acuerdo o nos sobrecarguemos de trabajo. Y para acabar de complicar la situación, si alguna vez hemos tenido que negarnos a asumir más trabajo nos hemos sentido egoístas y malas personas.
Las consecuencias de decir sí cuando quieres decir no
Cuando antepones tus necesidades al deseo de complacer a los demás, pierdes de vista tus propios deseos y corres el riesgo de vivir la vida de los otros en lugar de la tuya.
No solo te sobrecargas de trabajo sino que puedes tener la sensación de que tus compañeros o jefes se aprovechan de ti. Estos sentimientos pueden provocar que acabes quemado y decidas dejar la profesión que tanto te gusta.
Y a menos que decidas trabajar solo, es casi seguro que repetirás los mismos patrones y volverás a vivir la misma situación.
Anteponer el complacer a la gente a tus propias necesidades puede hacer que te sientas quemado y resentido.
Si aprendes a decir que no ganarás tiempo y energía para ti mismo. Aumentarás tu autoestima y seguridad y te harás valorar por los demás. Aunque es probable que todos los que se “aprovechaban” de ti intenten hacerte sentir culpable, consciente o inconscientemente, porque ya no vas a satisfacer sus necesidades, debes mantenerte firme si deseas cambiar este patrón de conducta.
Así que ¿estás listo para aprender a decir NO?
Cómo decir no de manera asertiva
Aprender a decir no es encontrar el equilibrio entre tus intereses y los de los demás. La asertividad te da las claves para hacer valer tus derechos sin artimañas y sin dejar que se aprovechen de ti. ¿Te gustaría?
Anímate a poner en práctica estas tres sugerencias:
- Escucha lo que te pidan, repítelo para que tu interlocutor vea que lo has entendido y después dile que no.
-“Me estás pidiendo que limpie yo el instrumental de la cirugía ¿correcto? No puedo, debo preparar el quirófano para la próxima”
- Otra manera es decir no de entrada y luego dar una explicación. “Imposible. Gracias por tenerme en cuenta para este turno, pero X necesita que le cubra…”
- En otras ocasiones puedes decir un NO temporal si no te va bien en este momento, pero puedes valorarlo en un futuro. Por ejemplo, “Este año no puedo cambiarte el turno de vacaciones porque ya me he comprometido con la familia, pero para el año próximo podemos ponernos de acuerdo”.
Es posible que la otra persona insista para convencerte, pero debes mantenerte firme en tu decisión con tranquilidad, sin entrar en discusiones, provocaciones ni chantajes emocionales.
Aprende a decir NO de forma asertiva y descubre cómo recuperas el control sobre tu vida y cómo los demás te valoran como mereces.