La fatiga por compasión es un tipo de burnout emocional muy serio que también suele afectar a Vets y auxiliares. En este artículo te explicamos los síntomas, te ayudamos a identificar si puedes estar en el grupo de riesgo y damos pautas para prevenirla.
“Eres veterinario???” “¿Trabajas en una clínica veterinaria? ¿Qué chulo, no?”¿Cuántas veces has tenido este tipo de conversación?
Pero la gente desconoce la cara B de la profesión. Es difícil no verse afectado por las muertes que ocurren a pesar de nuestros esfuerzos; los problemas financieros de los clientes que dificultan acceder a tratamientos para el animal, la atención continuada a animales con enfermedades crónicas o incurables durante largos periodos de tiempo o atender emocionalmente a las familias en las fases terminales y en las eutanasias.
Es difícil que no te afecten las muertes, los problemas económicos de los clientes, el apoyo emocional a las familias y el cuidado continuo de animales enfermos crónicos o incurables.
Además, con la mayoría de pacientes es imposible no crear tus propios lazos afectivos.
Si a todo ello le añadimos la excesiva carga de trabajo y la responsabilidad de no fallar al animal, al cliente o a ambos, ya tenemos la combinación perfecta para que podamos ser víctimas de fatiga por compasión.
¿Qué es la fatiga por compasión en el sector veterinario?
La fatiga por compasión es un proceso acumulativo, un tipo de burnout que afecta especialmente a los profesionales sanitarios dedicados al cuidado de los demás, que conviven a diario con realidades individuales desfavorables, traumáticas para los individuos involucrados en esas realidades y que no siempre tienen un buen final o solución a pesar de los esfuerzos de los profesionales.
Termina en un estado permanente de agotamiento físico y mental, desilusión y sentimiento de impotencia con una baja capacidad para hacer frente al entorno cotidiano. Puede derivar en trastornos psicológicos severos del espectro del estrés postraumático o depresión.
¿Qué factores pueden provocar fatiga por compasión en Veterinarios y ATV’s?
Entre los factores mejor identificados, podemos distinguir los que son inherentes a la personalidad y los que hacen referencia a la profesión veterinaria propiamente dicha.
En el primer grupo encontraríamos el poco cuidado personal -dormir poco, comer mal-, traumas anteriores o trastornos psicológicos preexistentes, aislamiento, falta de apoyo social, grados elevados de empatía y la incapacidad para controlar el estrés.
Entre los factores más específicos de la profesión están el grado de exposición a los factores traumáticos y estresantes al que nos sometemos al cabo del tiempo, la falta de satisfacción y reconocimiento en el trabajo y los conflictos éticos y morales que pueden generar una elevada ansiedad al tener que realizar acciones en contra de nuestras propias convicciones.
¿Cuáles son los síntomas de la fatiga por compasión?
Si te sientes agotado o irritable, ya no disfrutas con tu profesión porque sientes que todo lo que haces sirve de poco y cualquier excusa es buena para faltar al trabajo, te cuesta tomar decisiones o has empezado con hábitos tóxicos puede ser que estés experimentando los primeros síntomas de fatiga por compasión.
El desgaste por empatía, como también se conoce a este trastorno, se manifiesta con la siguiente sintomatología:
- Disociación. Estás presente en el trabajo pero tu mente es incapaz de concentrarse en lo que estás haciendo, viviendo como desconectado de la realidad. Funcionas en modo piloto-automático.
- Entumecimiento emocional. Es una estrategia del cerebro para paliar el sufrimiento: te cuesta expresar sentimientos, definir qué te pasa y reaccionar ante las experiencias del entorno.
- Aislamiento. Dejas de tener contacto social y tiendes a aislarte en casa o refugiarte en las nuevas tecnologías. Puedes llegar a pensar que como nadie entiende tu situación, es mejor ni discutirla ni explicarla. Dejas de disfrutar de las actividades que antes eran tus preferidas.
- Hipervigilancia. Es un estado de mayor sensibilidad sensorial que suele venir acompañado por una exageración en la intensidad de tus reacciones. Se trata de un estado de alerta elevado destinado a protegerte de los peligros, los que te hace estar más irritable de lo normal.
- Problemas de sueño. Te cuesta dormir o duermes en exceso.
- Llanto. Lloras por diferentes situaciones y de manera frecuente, bien por un suceso del día o sin ninguna razón aparente.
- Evitación y / u obsesión. O bien evitas cualquier cosa relacionada con la fuente de la angustia o te vuelcas y te centras en ella de manera obsesiva.
¿Cómo prevenir la fatiga por compasión?
La prevención es siempre la mejor opción antes de empezar a notar los síntomas de que algo no está funcionando todo lo bien que debería.
A nivel personal, es necesario aprender una serie de habilidades para mejorar nuestra capacidad de adaptación a las exigencias emotivas de la profesión y aprender a integrarlas en nuestro día a día. También nos ayudará mucho dominar la comunicación con el cliente y saber resolver conflictos, algo que por desgracia no te enseñan durante la carrera.
La AVMA defiende que deberíamos practicar estas normas de autocuidado para aliviar la fatiga por compasión:
Céntrate en fortalecer la resiliencia.
- Duerme adecuadamente
- Buena alimentación
- Actividad física regular
- Relajación activa, con yoga o meditación
- Tómate tiempo para estar a solas contigo
- Practica la meditación y/o la reducción del estrés basada en la atención plena o en el mindfulness.
- Reúnete con la gente del trabajo para celebrar los éxitos y llorar las penas en comunidad.
- Conecta con otros compañeros, ya sea en persona o en línea, para encontrar un apoyo mutuo que te recuerde que no estás solo.
- Practica la » redacción expresiva». Strand aconseja escribir un diario de 15 a 20 minutos cada día sobre lo que te ha estresado.
- Practica tus convicciones espirituales.
- Realiza tareas básicas de higiene todos los días, como peinarte o cepillarte el pelo y ponerte y quitarte la ropa de trabajo.
- Lávate antes de salir del trabajo, aunque sólo sea las manos y la cara. Piensa en ello como una «limpieza» ritual simbólica de las adversidades del dia,
Es importante también poner límites al tiempo dedicado al trabajo y aprender a desconectar de verdad con amigos o compañeros sin hablar de “casos clinicos”.
Como decía el Dr.Luis Feo en la entrevista que publicamos en VetVoices, practicar un deporte (o hobby) que exige concentración es una manera ideal para darte un respiro.
Tu cuerpo es tan importante como tu mente: prioriza el tiempo para dormir (8 horas mínimo), esfuérzate por comer de manera equilibrada tomándote tu tiempo para saborear la comida y aprende a relajar tu cuerpo y tu mente. En la sección Vet Yogi encontrarás ejercicios de yoga, respiración y meditación diseñados para el sector veterinario.
Si crees que puedes estar empezando a sufrir los síntomas de fatiga por compasión, valora la ayuda de un profesional para tener las herramientas necesarias que te ayuden a afrontar las exigencias emocionales de tu profesión.
Este artículo se ha escrito gracias a:
- Burn-out y fatiga por compasión. Vetbonds. AVEPA
- Work and compassion fatigue. AVMA
- Fatiga por compasión: el precio de la atención. Deborah A.Boyle. Elsevier