Judith Soriano, auxiliar técnico veterinario
Judith es coordinadora de hospitalización y cuidados intensivos en un hospital de referencia en Barcelona, de hecho, siempre he trabajado en grandes UCI’s, con grandes equipos. Infinidad de animales críticos y menos críticos han pasado por sus manos precisas y quien ha trabajado con ella la describe como cariñosa, serena, eficiente. Una ATV sobresaliente.
«Si un compañero tiene un mal día, deberías parar y preguntarle cómo está. Aunque esa persona sea muy cerrada, agradecerá el gesto y tus palabras. Y cuando las cosas salen bien, a todo el mundo le gusta refuerzo positivo.”
¿Qué te llevó a hacerte ATV?
El amor por los animales. Desde pequeña siempre había querido ser veterinaria, pero por diferentes motivos no pude cursar ese grado. Hice un curso de ATV y cuando realicé las prácticas me di cuenta de que lo que realmente me apasionaba era cuidar de los animales. En el mundo veterinario siempre tiene que haber alguien que diagnostique y alguien que cuide. Cuando finalmente empecé a trabajar en el mismo sitio donde realicé las prácticas me di cuenta que la parte clínica y de diagnóstico no me motivaba, pero sí me encantaba el cuidado.
¿Qué diferencia de perfiles encuentras entre veterinarios y auxiliares?
El veterinario quiere diagnosticar y ponerle solución a los problemas que se le presentan. En cambio, el auxiliar se centra en el manejo del paciente. Somos la parte más humana del trato con el paciente que, muchas veces, el veterinario pierde un poco ya que es imposible implicarse tanto como le gustaría con todos sus casos, también para protegerse. Al fin y al cabo, quieren curar y si no lo consiguen sufren mucho emocionalmente. En cambio, el auxiliar persigue el mismo objetivo, pero si no se puede hacer nada por curarle, por lo menos puede darle bienestar.
¿Cuál es la parte más dura para ti del trabajo de atv?
Cuando no consigues estabilizar al paciente, hacer que no sufra dolor o que ya no se vaya de vuelta a casa con su propietario. Siempre piensas “esta vez, será distinto, puedo hacer las cosas un poco mejor”. Cuando finalmente no logras, es inevitable frustrarse por ello. Sin embargo, el hecho de intentar hacer el mejor trabajo posible esforzándome al máximo diariamente es lo que más me reconforta.
¿Y que más te agota psicológicamente?
Cuando hay semanas que tienes pacientes críticos uno detrás de otro y no consigues salvar a ninguno… resulta muy duro, muy frustrante porque piensas que todo el esfuerzo no ha servido para nada. Además, el hecho de comunicar al propietario algo tan grave genera mucha impotencia porque quieres poder consolarles y entenderles de la mejor manera.
¿Qué sinergias menos positivas te encuentras diariamente y que afectan al grupo?
En el mundo de la sanidad siempre hay mucho estrés porque no puedes planear tu trabajo. Existe un cierto orden hasta que llega una urgencia (¡o varias!) y es ahí cuando se pierden los nervios. En esos momentos de estrés pueden llegar a aparecer las malas formas entre compañeros. El verdadero problema viene cuando las personas no sabemos gestionar un mal ambiente creado por ese momento puntual de estrés.
¿Te acuerdas de algún episodio que ilustre lo que dices?
Estaba en un momento de tensión en el que un compañero me había hablado mal, pero continuaba haciendo mi trabajo, drenando un líquido abdominal. De golpe, alguien se tropezó y esa bandeja con líquido abdominal acabó encima de alguien El estrés que estaba en el ambiente acabó generando risas y se te olvida todo lo anterior. Para que esto ocurra, el grupo de trabajo debe ser muy potente tanto emocional como psicológicamente. No hay que ayudar a generar círculos tóxicos. Hay que entender que va a haber momentos de tensión y seriedad donde, a lo mejor, se eleva un tono más de lo debido, pero luego habrá risas, donde todo se relaja y todos nos llevamos bien. Una frase muy concurrida es “si no fuera por estos momentos no valdría la pena”.
¿Qué más contribuye a que se puedan llegar a generar relaciones toxicas en los equipos veterinarios?
Por desgracia, esto ocurre con más frecuencia de lo que nos gustaría y encima de la complejidad de nuestro trabajo, si se presiona mucho a los trabajadores para la obtención de resultados, facturación, etc, esto puede generar un ambiente continuo de competencia y tensión. Al fin y al cabo, estamos hablando de profesiones muy cerradas al mundo exterior donde se forman relaciones muy intensas entre compañeros. Tu vida privada se acaba mezclando con tu vida profesional y tu ambiente siempre es el mismo. Entras en un círculo vicioso de quedar con la misma gente con la que trabajas y hablar de trabajo todo el rato. Por eso, es muy importante salir con esa gente y compartir una actividad extra pero que no tenga nada que ver con la profesión.
¿Qué se podría hacer mejor, cada uno a título individual, para aliviar la presión a la que está expuesto el equipo?
Tú lo has dicho. Esta profesión requiere mucho trabajo en equipo, tanto que a veces te descuidas individualmente. Si un compañero tiene un mal día, y lo notas, deberías parar y preguntarle cómo está. Aunque esa persona sea muy cerrada, agradecerá el gesto y tus palabras. Y cuando las cosas salen bien, a todo el mundo le gusta refuerzo positivo y eso también deberíamos poder favorecerlo de forma individual a través de palabras positivas: “nos hemos organizado genial y lo estamos haciendo muy bien”.
Además, hay que parar de tanto en tanto para pensar en nosotros mismos, en cómo estamos y cómo nos sentimos. No deberíamos permitirnos entrar en una espiral de frustración donde sientes que cada día vas a trabajar ofuscado y con dolor de cabeza. En ciertas situaciones, deberíamos valorar cuán felices somos realmente y ver la manera de salir de esa espiral en la que no te sientes bien al 100%.
¿Crees que la fatiga emocional afecta de forma distinta a veterinarios y ATVs?
Creo que al final nosotros terminamos cargando también de cierto modo con la fatiga del veterinario. Cuando ves a tu compañero agotado, tratando de solucionar varios casos complejos a la vez te da mucha pena y siempre te ofreces a ayudar y a echarle horas extra. Esto se junta con el poco reconocimiento laboral del ATV cuando por ejemplo un cliente no te valora, a pesar de tus esfuerzos y sabiendo uno que ha cargado el doble.
Y tú, ¿cómo te cuidas? ¿Y también al equipo que coordinas?
Yo aprendí a separar. También empecé a estudiar para comprender lo que estaba pasando y entender si, médicamente, había hecho todo lo posible. me he formado mucho para poder saber cuándo cierto paciente que entra por la puerta no tendrá un buen final. Cuando entiendes lo que está pasando lo llevas de otra manera. Cuanto, al equipo, entre otras cosas intento organizar los descansos de manera que todo el mundo pueda parar, descansar y comer con tranquilidad a la hora que toca. A veces te dicen que es muy pronto y aún no tienen hambre, pero hay una gran diferencia entre comer a las dos o a las siete de la tarde.
¿Y qué podría hacer el veterinario para cuidar mejor a sus auxiliares y enfermeros?
En muchos países, esta profesión no tiene bien definidas sus funciones al ser muy plural, porque podemos desde atender el teléfono hasta asistir en el quirófano. Y esto despista. En este caso, la clave sería entender que ambos roles nos compenetramos y no somos competencia. El veterinario podría entonces colaborar reclamando la oficialización de la profesión con una formación homologada y reforzar el reposicionamiento laboral que se merece el auxiliar. Si extrapolas las funciones del ATV a humana, nos encontramos con la profesión de enfermería. El problema es que muchas veces no te ven como tal, en ocasiones, el ATV quiere dar más, estudiar, practicar, pero a veces no se le deja, porque no te ven con criterio no conocimiento médico y eso genera también mucha frustración. Además si el enfermero tuviera una agenda propia, le quitaría mucha carga de trabajo al veterinario y reforzaría su puesto y su respectivo peso laboral de cara a la profesión y a la sociedad en general.
¿Qué te llevas de la profesión veterinaria?
Creo que esta profesión es muy bonita y en el fondo no tiene muchas cosas negativas. Los animales son muy agradecidos y su cuidado es sumamente valioso porque están indefensos y no entienden lo que les pasa. Si estuvieses en un hospital de otro planeta con gente extraña con la que no te puedes comunicar porque no habláis el mismo idioma, probablemente reaccionarias igual que el animal más miedoso y agresivo.
¿Cómo te proyectas a ti misma dentro de unos años?
Profesionalmente, me veo creciendo un poquito más. Quiero seguir trabajando y cultivándome porque siento que estoy en el sitio adecuado, en el momento adecuado. Creo que mi profesión está creciendo a un buen ritmo y, además, me siento muy valorada. Estos últimos años he mejorado mucho porque he conseguido tener tiempo para mí y para dedicarme a hobbies que me hacen feliz. Personalmente, quiero terminar de encajar todas las piezas de mi vida aumentando la familia.
ER chill vibes
Long surgery mornings…