Un cliente disgustado comunicará su insatisfacción a mucha más gente que uno satisfecho. Así son las cosas; no hay forma de evitarlo. Además, ¿a quién no le gusta recibir siempre un buen servicio de atención al cliente? Es relativamente fácil tener clientes contentos cuando todo funciona. Pero la forma en como gestionamos aquellas experiencias de cliente no tan positivas también marca la diferencia y puede incluso hacernos ganar un cliente fiel, además de ahorrarnos muchos quebraderos de cabeza y estrés. Por eso, merece tanto la pena aprender a gestionar los conflictos que surgen en la práctica diaria.
En primer lugar, a la hora de afrontar y gestionar un conflicto con un cliente, tenga o no razón, siempre hay que tener en cuenta que «la percepción del cliente es la realidad«. Entender esto es primordial. Sin embargo, un conflicto no siempre implica un problema, ya que puede convertirse en una oportunidad. Hay tres objetivos principales en una buena gestión de conflictos:
- Mantener al cliente.
- Superar las expectativas del cliente a la hora de resolver un conflicto y en futuras relaciones.
- Resolver lo que originó el propio conflicto.
Como todo en la vida, lo mejor es prevenir, y los problemas pueden anticiparse gestionando las expectativas y una buena comunicación.
- Es esencial alejar al cliente de una sala de espera llena para tener privacidad para dialogar.
- No lleves nunca el conflicto a un plano personal; mantén siempre la calma, con una actitud y un lenguaje corporal positivos y abiertos (no cruces los brazos ni las piernas a la defensiva, alinéate con la posición corporal del cliente, buena postura corporal, muestra las palmas de las manos, mira a la otra persona a la frente y a los ojos, evita los tics nerviosos con el bolígrafo o el fonendo…).
- Escucha con atención plena hasta que la otra persona haya terminado, sin interrumpirla, para identificar las emociones clave (RABIA, DESILUSIÓN, FRUSTRACIÓN, MIEDO, AGRESIVIDAD…) y haz un gesto de empatía o frunce el ceño de vez en cuando.
- Pide disculpas sin personalizar. Céntrate en los hechos objetivos, en lo que ha ocurrido y no en las opiniones del cliente o las tuyas propias.
- Busca algo en lo que estar de acuerdo con el cliente para que sienta que se le escucha y que es importante. Una vez identificada la emoción crítica, muestra tu empatía y ajusta tu mensaje para demostrarla.
- Si es posible ofrecer una solución inmediata, dale prioridad.
- Evita usar términos como «pero», «nunca», «siempre». Utiliza mejor «Y», «POSIBLEMENTE», «MÁS FRECUENTEMENTE», «TAL VEZ», «A VECES», ya que una buena gestión de conflictos se acompaña de comunicación positiva.
- Hemos METIDO LA PATA y lo sabemos. Disculpa inmediata. Comunicación constante y frecuente por diferentes medios para que se sientan atendidos. Seguimiento exhaustivo para superar sus expectativas.
- CLIENTE SIN DINERO para pagar el servicio. Ofrecer algo adaptado a su presupuesto, adaptar las expectativas a los resultados previstos. Nunca mencionar o señalar la situación económica del cliente, pero sí justificar calidad/coste.
- NEGAR PETICIONES CONCRETAS. Negar está aceptado, ¡pero siempre de forma positiva! «Me encantaría hacerlo, sin embargo, tendremos que hacerlo así por las ventajas que aporta a (¡nombre de la mascota!), como…»
- IMPOSIBILIDAD DE OFRECER EL SERVICIO debido a limitaciones reales por tu lado. Utiliza el 3.
- Se regocijan en la comunicación destructiva (interrumpir, culpar, exagerar, desviar la atención de lo esencial, insultar). ¡NO PIERDAS EL TIEMPO! El troll no volverá como cliente. ¡Di NO a los trolls!
- Y ahora entramos en territorio oscuro, cuando hay un ENFOQUE PERSONAL: como el coqueteo, dudas sobre la competencia debido a la edad-experiencia del profesional y cuando nos encontramos con situaciones intolerables como racismo/ sexismo/ homofobia o cualquier otro tipo de discriminación. Primero debemos clasificar internamente estos comentarios para ver si hay alguna ambigüedad (o, al contrario, si son específicos). También debemos determinar si se trata de algo repetido y si existe cierta agresividad. Ante todo, mantener la CALMA, reaccionar ante los HECHOS, ante los comentarios, y no ante el individuo, buscando RE-ENFOCAR la conversación para preservar la DIGNIDAD de AMBAS personas. Esta técnica consta de 4 fases:
- Ignoramos a los comentarios.
- Si esto no funciona y el comportamiento continúa, señalamos indirectamente mediante el lenguaje corporal que es inapropiado.
- Si sigue sin funcionar, hablamos directamente: «por favor, no diga…, me hace sentir incómodo/triste/me distrae de…».
- Si no hay cambio de comportamiento, debemos advertirles: «si sigue en estos términos, (a pesar de querer) no podré ayudarle ni a usted ni a su mascota».
- Si esto sigue sin funcionar, hay que parar y despedir al cliente, remitiéndose a la política de la empresa.