Estudié bioquímica, pero no me veía encerrada en un laboratorio. Me formé en educación canina y eso me llevó a estudiar etología veterinaria en la Universitat Autònoma de Barcelona. Quería conocer más, así que terminé estudiando un máster de investigación clínica en ciencias de la salud para doctorarme en antrozoología. Ya conocía la parte animal, ahora quería entender cómo el ser humano se relaciona con sus animales de compañía.
¿Qué te llevó a interesarte por la antrozoología?
Cuando empecé a trabajar en refugios para ayudar a familias con sus perros y sus gatos me di cuenta de que algo fallaba. Yo sabía que lo que le ocurría a ese perro o a ese gato no era tan complicado, sino cuestión de paciencia y de seguir unas pautas. Había gente que sí lo conseguía y gente que no, con casos muy similares Ahí entendí que para comprender el conjunto debía conocer también la parte humana de la relación.
¿Qué es exactamente la antrozoología?
La antrozoología es la ciencia que estudia cómo el ser humano se relaciona e interactúa con otras especies. Yo, concretamente, me he especializado dentro del sector de animales de compañía.
¿Cómo se vinculan los seres humanos con los animales?
La persona que llega a vincularse con un perro o gato es porque lo ha incorporado dentro de su red social próxima como un individuo más, aunque sea de otra especie. El ser humano es capaz de antropomorfizar a los animales y gracias a ello han podido domesticarlos. Esta capacidad mental nos ha permitido empatizar con los otros animales, ya que las personas están en constante ampliación de su red social.
¿Hay excepciones?
Por supuesto, luego hay gente que no se vincula. Existen varios factores que contribuyen a esta vinculación y la personalidad del ser humano es un punto clave. Lo que más cuenta son los factores humanos para que esa persona llegue a vincularse o no con ese animal de otra especie.
¿Se puede enseñar?
Hay un elemento cultural y uno innato. Por eso el niño que crezca en contacto con animales, enseñándole valores y respeto, desarrollará más empatía a nivel general. Está comprobado y es un beneficio para la sociedad.
¿Qué es la fatiga por compasión?
La fatiga por compasión es un síndrome que surge por ser empático hacia seres que tú cuidas, hacia lo que estás dedicando tu tiempo, tus recursos y tu trabajo. Finalmente, se te agota la empatía y la compasión porque todo va en contra.
¿En qué sector se ve más reflejado?
De todos los sectores donde se puede dar la fatiga por compasión, se ha visto que el ámbito de cuidado de animales es donde más ocurre. Una persona no puede tolerar conseguir un éxito, como una adopción, dedicándole mil esfuerzos y que le entren tres fracasos (tres abandonos nuevos, por ejemplo). Esto al final pasa factura.
¿Qué rasgos psicológicos comparten las personas que tienen tendencia a sufrir este síndrome?
Uno de los factores es el nivel empático. Cuanto más empático eres, más fácil es que caigas en la fatiga por compasión. Dentro de este factor encontramos el género; es más dado en mujeres que en hombres. Otro factor es la edad. Cuanto más joven eres, menos herramientas de gestión emocional tienes y eres más propenso a caer en este síndrome. Simplemente se trata de la falta de madurez para enfrentarte a esa consecución de fracasos sin saber cómo gestionarlo.
¿Qué signos presenta la fatiga por compasión?
Hay toda una serie de signos que se pueden dar a la vez o no. Los más básicos son la aparición de trastornos del sueño, ansiedad, severa depresión y aislamiento social. Además, tu sistema inmune baja y te pones enfermo muy a menudo. También, te notas más irritable, más susceptible y saltas por cualquier cosa. Tu mente y tu cuerpo expresan ese agotamiento emocional llegando incluso a desconectar de la profesión.
La mayoría de las veces las personas no son conscientes de que están pasando por ese síndrome. Si fueran conscientes de ello podrían ayudarse y continuar con su profesión. Hemos de ser conscientes de que la fatiga por compasión es un enemigo silencioso para la profesión veterinaria, pero se puede prevenir.
¿Los casos de suicidios en la comunidad veterinaria están relacionados con la fatiga por compasión?
El suicidio es una de las consecuencias de la fatiga por compasión. El sector sanitario de EEUU ha reconocido el índice de suicidio más elevado dentro del sector veterinario. Existe un factor clave que tiene que ver con la falta de reconocimiento de la labor que hacen los profesionales veterinarios por la sociedad. Las personas no comprenden el golpe emocional que supone eutanasiar a un animal. El día a día de pasar por esos traumas que además no son reconocidos socialmente pasa factura.
¿Existe algún método para protegerse?
En primer lugar, existen cuestionarios de tipo psicométrico validados que te permiten saber en qué punto estás. Sería ideal que las clínicas veterinarias realizaran estos cuestionarios a todo su equipo de forma periódica. En segundo lugar, hemos de partir de la idea de que el apoyo psicológico es necesario. Lo idóneo sería reunir al equipo veterinario periódicamente e incorporarles un servicio de atención psicológica especializada en el sector veterinario. Igual que se hacen sesiones clínicas, se deberían implementar sesiones a nivel terapia de equipo.
¿Esto se ve reflejado en cuanto al trabajo en equipo?
Por supuesto. Te das cuenta de que los conflictos entre compañeros surgen por la fatiga por compasión. La gente está irritable porque hay un desgaste. Además, existe otro término llamado burn out que no tiene que ver con la parte empática ni la vinculación con los animales. Hablamos de burn out cuando nos referimos al exceso de trabajo. Y a veces se pueden llegar a juntar las dos cosas.
¿Las personas que trabajan en refugios y santuarios de animales también lo padecen?
Sí, yo eso lo vivo a diario. Me encargo de la gestión de colonias de gatos de calle. Muchos de los alimentadores llevan quince años trabajando a cualquier hora con el resto de la sociedad en contra de ellos. Allí hay mucha fatiga por compasión.
¿En qué puede beneficiarse la comunidad veterinaria de la antrozoología?
Yo creo que hablar del colectivo veterinario como un conjunto es un error porque hay subgrupos. De todas formas, la antrozoología puede ayudar a los veterinarios clínicos a tener mejores resultados. Esto es así porque la persona encargada de supervisar que el perro o el gato se tome sus medicinas y haga la dieta que tiene que hacer es el tutor del animal. Si el veterinario fideliza al tutor y le comprende mejor, obtendrá mejores resultados. Y ahí es donde entra la antrozoología.
¿Crees que esto es una tendencia creciente?
Yo creo que cada vez más se le va dando importancia, tanto que en la asociación veterinaria de EEUU ya empiezan a hablar de antrozoología. Consideran que es la asignatura pendiente del veterinario y debería comenzar a implementarse en la formación.
¿Cuál es tu propósito final con respecto a tu trayecto divulgativo?
A un médico, un psicólogo o un psiquiatra de medicina humana debería importarle cuántos miembros componen la familia de sus pacientes, sin dejar de lado a los otros animales. Esto importa porque no se debería ignorar el hecho de que ese perro o ese gato le da el mismo apoyo emocional que cualquiera de los demás integrantes de la familia.
Mi propósito es lograr que haya una legitimación de las familias multiespecie en nuestra sociedad. Yo lo llamo la revolución multiespecie y cada semana hago un life stream en Instagram sobre este tema. . Esto es así porque vivimos en sociedad multiespecie, donde las familias están formadas por seres humanos y animales. ¡Démonos cuenta ya de que el mundo no es antropocéntrico!
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