Son veterinarias, amigas y copropietarias de una clínica veterinaria abierta hace solo 8 meses, pero con magníficas referencias de los clientes en Google. Antes de entrar en su década de los 30, ambas han tenido la experiencia de trabajar en grandes centros veterinarios. Descubre qué las ha impulsado a abrir su propia clínica y cómo enfocan su trabajo para lograr el equilibrio entre la profesión y su vida personal.
No es habitual encontrar hoy en día una pareja tan joven decidida a arriesgarse y emprender su propio negocio. Y mucho menos en veterinaria. Marta Olivella y Gala Secanella, después de trabajar en centros veterinarios de referencia, tuvieron su momento de reflexión: ¿Se veían a sí mismas trabajando en otro centro toda su vida? La respuesta de ambas fue no.
¿Qué os motivó a lanzaros a la aventura de abrir vuestra propia Clínica?
La respuesta está en el futuro. Emprender era necesario para poder hacer la clínica de nuestros sueños, adaptada a las necesidades de nuestros pacientes y clientes y a nuestra forma de ver la veterinaria clínica. También a nivel profesional: qué especialización buscamos y con qué grado de profundidad. En resumen, poder hacer las cosas a nuestra manera con la experiencia adquirida durante toda nuestra trayectoria.
Estamos viendo que muchos amigos y compañeros de profesión terminan abandonando la clínica para trabajar en otros sectores relacionados con la veterinaria. Nosotras no queríamos renunciar a esta práctica porque es nuestra verdadera vocación. Para poder seguir haciendo lo que más disfrutamos, tomamos la decisión de montar nuestro propio centro.
Tenéis muy buenas reseñas en Google ¿qué les dais a los clientes para que estén tan contentos?
(risas) Creemos que nuestros clientes están contentos porque consideramos a su animal de compañía como un miembro más de la familia. Les hacemos participar al máximo en el mantenimiento de la buena salud de su animal, no solo en casa sino también en la clínica. Nos gusta que los tutores estén presentes durante el proceso diagnóstico, las pruebas a realizar… Nuestra filosofía se basa en crear un vínculo entre el paciente y el veterinario, y de mantener la sensación de seguridad en las visitas a nuestro centro.
Si hay niños también intentamos que participen en la visita y adaptamos nuestro lenguaje para que lo puedan entender, sobre todo si la visita es de un cachorro! Es importante hacerlos partícipes y responsables de su peludo des de la llegada a casa. Además, disponemos de una zona habilitada para ellos, para que se puedan entretener.
Sabemos el grado de exigencia e implicación que conlleva la gestión de un negocio recién abierto, con una filosofía tan centrada en la relación paciente-cliente. ¿Habéis encontrado el equilibrio que tanto deseábais entre el trabajo y vuestra vida personal?
Siempre hemos creído que es imprescindible que exista un equilibrio entre la veterinaria (trabajo y formación) y la vida personal. Es vital buscar tiempo para practicar algún deporte, tener un hobby, tener tiempo libre para cenar con la familia, conversar, ver una serie…
Actualmente trabajamos de 9am a 8pm. Cuando escasea el tiempo libre, es imprescindible aprovechar y saber disfrutar de los momentos que tenemos para estar con uno mismo y con las personas que amas. Aprendes a valorarlos mucho! Es cuestión de reservar un par de días, tardes o noches a la semana para hacer algo distinto que te haga olvidar incluso de quién eres.
¿Cómo veis la evolución del sector con la entrada de grandes grupos inversores y mutuas de salud?
Nosotras no hemos vivido de primera mano lo que es trabajar en un centro adquirido por un grupo inversor, así que lo que podamos decir está basado en artículos u opiniones de gente cercana que sí que les ha tocado vivir este cambio y nos cuenta su experiencia.
La metodología de trabajo de aquellos centros que han sido comprados por un grupo inversor pueden, a veces, no ser compatibles con las necesidades del cliente en determinadas culturas en cuanto a tiempo o formato de las visitas. Hay muchos tutores muy comprometidos que más allá de enfocar el problema de salud de su animal también esperan un trato próximo e incluso a veces una “terapia” personal. Si esto falla, ese cliente no percibe todo el valor que esperaba de esa visita.
Por otra parte tenemos las mutuas o seguros veterinarios. Creemos firmemente en que el concepto es ideal y ayuda a favorecer tener unos tutores tranquilos y que acudirían al veterinario al mínimo problema detectado en su peludo. Esto motivaría que los pacientes se vieran muy beneficiados y la veterinaria podría evolucionar y avanzar más rápido (minimizar los costes veterinarios para los tutores se vería reflejado en más investigación y progreso en la clínica de animales de compañía).
Pero la realidad no es del todo así en todos los países de Europa. Aún existiendo seguros muy válidos y eficaces, existen otros que exigen al veterinario cobrar unos costes específicos muy bajos por servicios estándar (vacunaciones, cirugías…) o incluso ¡regalar la primera visita! Esto es inasumible y una infravaloración de la profesión veterinaria. Pero ya están abriendo sus centros poco a poco. Veremos cómo cuidarán a sus empleados, cuál será la política de recursos humanos y la calidad del servicio.
¿Pensáis que las altas tasas de rotación de personal veterinario que vemos en los centros están relacionadas con estas adquisiciones?
La elevada rotación de personal en la veterinaria clínica es una realidad y ha existido siempre, desde mucho antes de la llegada de estos grupos inversores. Es una profesión todavía poco valorada en algunos países, hecho que resulta frustrante en muchas ocasiones, ya que trabajamos con vidas igual de importantes que las humanas.
Con todo, creemos en la importancia de conseguir formar un equipo motivado, con elevada capacidad de comunicación, confianza, respeto y organización, que le guste y disfrute de la profesión como lo hacemos nosotras y con ganas de darle una vuelta a este sector tan bonito como es la veterinaria. ¡Lo sentimos mucho por los médicos pero nuestros pacientes son mucho mejores que los suyos (risas)!
Y ya para acabar, nos gustaría preguntaros cómo debería ser el centro veterinario ideal para lograr el equilibrio mental de los trabajadores.
En primer lugar debería organizar los horarios para que los profesionales puedan gestionar su vida privada y favorecer la conciliación familiar. Los horarios intensivos son ideales, ya que permiten tener partes del día libres.
El segundo aspecto es la motivación de los empleados, porque cuando se pierde es cuando uno empieza a cuestionarse su trabajo. Es importante escuchar las opiniones y sugerencias y valorar conjuntamente las posibilidades de implementar cambios.
Y en tercer lugar está el tema económico, que en algunos países está todavía poco resuelto. Tener un sueldo competitivo ayuda mucho, aunque la motivación y los horarios quizá son tan o más importantes. Creemos que se trata de encontrar el equilibrio entre estos tres pilares para ayudar a la salud mental de los profesionales que trabajan en el sector veterinario.
Gala y Marta están de acuerdo al 100% en todas las respuestas de esta entrevista. Quizá por eso han abierto juntas una clínica, porque lo comparten todo, incluso su punto de vista sobre cómo evitar caer en la plaga que afecta a la profesión: el burnout.
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