La Dra. Cristina Regalado sufrió burnout en el último semestre de la universidad. Según sus propias palabras, se sentía sin esperanza, siempre cansada, desmotivada e incluso empezó a dudar de la carrera que había elegido. Pensó que sería algo pasajero, pero los síntomas persistieron a lo largo de su primer trabajo hasta que acudió a terapia y pudo ponerle nombre a su enfermedad: burnout.
Acompáñanos a descubrir su experiencia y el increíble trabajo que está realizando en su cuenta de Instagram.
La Dra. Cristina Regalado vive en Quito, Ecuador. Se graduó hace 7 años y tuvo la suerte de trabajar en un increíble proyecto científico con aves marinas en 2016 en las Galápagos. Desde 2018 tiene su pequeña consulta y es su propia jefa. Librarse de tener que trabajar en hospitalizaciones complicadas y en casos muy duros emocionalmente la ha ayudado mucho a sobrellevar el estrés profesional.
Durante el confinamiento por la pandemia, creó una cuenta de Instagram dedicada a la salud mental en el sector veterinario: @vetmentalhealth.
¿Por qué decidiste tener una cuenta de Instagram dedicada al tema de la #saludmental en veterinaria?
Cuando me enteré de que los veterinarios tenían las tasas de suicidio más altas entre el personal sanitario, primero sentí miedo y luego tristeza y es porque todo me tocó de lleno.
La gente piensa que solo porque trabajamos con animales estamos felices todo el tiempo. Pero sabemos que eso no es cierto. Así que quise que mi cuenta de Instagram fuera un sitio informativo donde los profesionales veterinarios pudieran encontrar citas útiles, consejos sobre salud mental y escuchar lo que otros tenían que decir sobre el tema.
¿Qué acogida ha tenido la cuenta entre la comunidad veterinaria?
La terapia puede ser cara. O puede resultar abrumador darse cuenta de que se necesita un terapeuta o acudir a uno por primera vez. En esta cuenta, comparto consejos de mi propio terapeuta y las cosas que me ayudaron.
Mi principal objetivo era que la comunidad que seguía @vetmentalhealth se sintiera de alguna manera menos sola al saber que hay medios y formas de pedir ayuda.
Tuve una gran acogida por parte de colegas, de gente a la que realmente admiro en las redes sociales. Veterinarios que no conozco personalmente me confiaron sus pensamientos diciéndome que se sentían menos solos, así que es la mejor recompensa que podría desear.
Así que supongo que has tenido experiencias personales o muy cercanas con el burnout…
Sin duda. Mi primera experiencia de burnout fue durante mi último semestre en la universidad, durante mis prácticas. Pensé que era algo pasajero, pero cuando terminé y me fui a trabajar a un nuevo hospital me sentí exactamente igual: desesperada, cansada todo el tiempo, no me sentía yo misma. Trabajaba muchas horas, me sentía desmotivada e incluso me cuestionaba la carrera que había elegido.
Entonces no sabía que eso era burnout y que probablemente lo que necesitaba era un descanso.
Pasaron años hasta que fui a terapia y aprendí que lo que había experimentado tenía un nombre: burnout.
No hay nada positivo en el burnout, simplemente pasa factura a tu salud mental. He visto a amigos cercanos sufrirlo, pero por suerte todos ellos también hicieron terapia o se tomaron un descanso y lo han superado.
¿La raíz del problema del burnout, crees que la tenemos los veterinarios en nuestra personalidad o es el entorno en el que trabajamos?
Creo que son las dos cosas: el entorno y también nosotros. Trabajar con animales es duro. Significa cuidar de un miembro muy querido por su familia que no puede comunicar directamente cómo se siente. Así que tenemos la gran responsabilidad sobre los hombros de tener que ser extremadamente intuitivos sobre lo que está ocurriendo.
Esto puede afectar mucho a nuestra personalidad, ya que es muy fácil sentir apego y caer en la fatiga por compasión con cada caso que ayudamos, porque ayudar es nuestro principal objetivo. Y debemos tener cuidado de establecer muchos límites para no caer en este círculo vicioso de la presión, de la fatiga por compasión y del agotamiento.
Depende de nosotros establecer esos límites, ya sea en el lugar de trabajo o con las personas de las que nos rodeamos, y también con los dueños de mascotas. Sobre todo límites en relación con la autoestima y lo que ésta conlleva.
Una mejor salud mental significa mejorar la resolución de casos y, al final, tendremos un animal feliz con un dueño feliz y nos sentiremos felices también con nosotros mismos.
¿Cómo te cuidas a diario?
Hago lo básico, duermo 7 horas, bebo mucha agua e intento hacer ejercicio todos los días. Hago Tae Bo. Hace poco empecé a meditar y a escribir un diario de gratitud al final del día.
El arte y las manualidades me han ayudado mucho, hago piezas de resina y me encanta. Intento quedar con amigos o simplemente hablar con ellos por teléfono, me ayuda mucho saber cómo les va la vida.
Ir a terapia también es importante y me ha ayudado a superar momentos muy difíciles. Y también seguir en contacto con mis colegas veterinarios para comprobar cómo estamos los unos y los otros. Si es imposible hablar debido a los horarios, les envío un mensaje de texto para saber cómo se encuentran, porque agradezco de verdad que lo hagan por mí.
¿Qué medidas sencillas deberían adoptar todos los responsables de clínicas veterinarias para prevenir el agotamiento de sus empleados?
Los gerentes deberían garantizar un entorno de trabajo adecuado, aumentar la comodidad en el lugar de trabajo porque el personal a veces pasa más horas allí que en su propia casa.
Sería beneficioso proporcionar una zona de descanso tranquila con tentempiés saludables, algo de música, con espacio suficiente para estirarse o hacer yoga, por ejemplo. También hacer cumplir y respetar los horarios, promoviendo los cambios de turno a tiempo.
En una clínica que conozco, dedican 10 minutos de sus reuniones semanales de equipo a revisar casos clínicos, hablando del lado emocional de los casos y de cómo les ha afectado. Esto aumenta la cohesión del equipo y es beneficioso para su salud emocional en general.
¿Cómo ves la evolución del sector en cuanto a los nuevos modelos corporativos de negocio y el bienestar profesional?
Me gusta pensar en positivo y creo que la gente está empezando a reconocer lo importante que es la salud mental en nuestro sector. Si tenemos mentes sanas podemos hacer mejor nuestro trabajo. Creo que el modelo de negocio va a cambiar en ese sentido: priorizando la salud y el bienestar mental de los veterinarios.
Porque si nos sentimos bien vamos a rendir más para nuestros pacientes.
¿Cuál crees que es tu gran misión en la vida?
Mi alma está muy conectada con los animales. Soy la persona más feliz del mundo cuando un paciente se encuentra mejor o cuando veo a los animales siendo ellos mismos, pasándolo bien. Esa es la parte veterinaria que me encanta.
Así que sé que mi misión en la vida es seguir haciendo algo por ellos y siempre relacionado con el bienestar animal, aunque no me vea siendo veterinaria clínica para siempre.